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30 mayo, 2021

El Congreso de Oriente, origen del Estado federal artiguista

Por Alfredo Poenitz*

Cuando se declara la independencia argentina en el Congreso de Tucumán, el 9 de julio de 1816, el mapa de nuestro país era notoriamente diferente al actual. Un poco al sur de Buenos Aires se iniciaba la línea fronteriza imaginaria con el indio, que se extendía hacia el oeste pasando por el sur de Santa Fe, centro de Córdoba, sur de San Luis y Mendoza. El Chaco argentino también era dominio indígena. Y, al mismo tiempo, estados hoy extranjeros, como Uruguay y Bolivia formaban parte de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Por eso al Congreso de Tucumán asistirían diputados de Potosí, Sucre y Cochabamba, por ejemplo. Pero brillaron por su ausencia los representantes de Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes, la Banda Oriental y Misiones. Pero ello no significa que estos estados provinciales no hayan alentado el proyecto independentista. Todo lo contrario. Habían tenido su propio Congreso un año antes, el 29 de junio de 1815 en la villa entrerriana de Arroyo de la China (Concepción del Uruguay). Ello constituye un capítulo muy poco conocido de nuestra historia nacional, por la escasa documentación existente, por lo efímero de la existencia de la Liga de los Pueblos Libres que se oficializó en ese Congreso y, por la historia oficial, siempre renuente a las expresiones federales de las provincias del interior. El hecho es que diputados procedentes de la Banda Oriental, Santa Fe, Córdoba (que también asistiría a Tucumán), Corrientes, Entre Ríos y Misiones firmaron un documento constitucional donde se declaró la independencia de España y de toda otra dominación extranjera.


Este Congreso, denominado de Oriente, o de la Liga de los Pueblos Libres es la mejor muestra de la división que existía en la Argentina de aquellos tiempos. Un estado federal, liderado por el caudillo oriental José Artigas se diferenciaba del otro estado, acaudillado por Buenos Aires que se reuniría un año después en Tucumán.
¿Cómo se llegó a esta situación?.  En la Asamblea del año XIII los diputados enviados por Artigas desde la Banda Oriental fueron rechazados en un momento donde las desinteligencias, especialmente ideológicas y de acciones contra el peligro portugués eran cada vez más serias entre el jefe oriental y Buenos Aires, cuya figura principal entonces era Manuel de Sarratea. Artigas defendía a capa y espada principios como la “soberanía particular de los pueblos”, donde se gestó su ideario federal. Frente a esta idea, los pueblos del Litoral fueron planteándose el dilema de elegir a sus propios jefes o aceptar los que se les imponían. Un caudillo guaraní artiguista del pueblo entonces misionero de Mandisoví (actual ciudad de Federación), Domingo Manduré, en sencillos términos ejemplificaba la situación: “…me parece ser tiempo que abramos los ojos y nos quitemos de mandones y unamos nuestro pensar a una verdadera defensa de nuestra libertades…”
Una causa secundaria también explica el Congreso de Oriente. El Directorio porteño había enviado unos días antes del Congreso de Arroyo de la China, a dos emisarios a reunirse con Artigas con la propuesta de la independencia de la Banda Oriental y que Entre Ríos y Corrientes se pusieran bajo el gobierno que prefieran. Artigas consideró esta propuesta como una afrenta a él y a los pueblos libres, apurando al mismo tiempo la celebración del congreso que se reuniría unos días después.

Pero las diferencias no fueron sólo proclamativas. Buenos Aires había iniciado acciones militares contra el artiguismo en batallas olvidadas como la de El Espinillo, el 22 de febrero de 1814, donde el jefe artiguista entrerriano José Eusebio Hereñú venció a las tropas porteñistas del barón de Holmberg, incorporándose Entre Ríos a partir de ese momento al artiguismo. Un mes después, Santa Fe, Córdoba y Montevideo proclamaron su adhesión a Artigas sosteniendo los principios de autonomía y unión a través de pactos recíprocos. Se fundó entonces la Liga de los Pueblos Libres que se formalizaría en el Congreso de Arroyo de la China el 29 de junio de 1815.

Lo original de la convocatoria de Artigas al Congreso de Oriente fue que no fueron las provincias quienes designaban representación, sino los pueblos que la integraban, conforme a la doctrina de la “soberanía particular de los pueblos”. Lamentablemente la documentación que se conoce sobre este acto constituyente es muy escasa. Por eso se conocen los nombres de los representantes de Córdoba, Santa Fe, Corrientes y la Banda Oriental pero sólo uno de Entre Ríos. De Misiones se presume que participaron representantes de los pueblos de Santa María, San Javier, Mártires, San José, San Carlos, Apóstoles, Santo Tomé, La Cruz y Yapeyú. Candelaria no envió representación porque se hallaba aún bajo dominación paraguaya. Lamentablemente los diputados misioneros llegaron con demora a Concepción del Uruguay, cuando ya se había levantado la sesión del Congreso. La razón fue el apuro de Artigas por formalizar la reunión ante las noticias que indicaban que un ejército español por mar estaba a “horas” de llegar a Montevideo. Pero lo importante en este caso es que los representantes de los pueblos misioneros, aunque hubieran llegado tarde a la reunión, representaron en pie de igualdad a sus pueblos y su provincia ante las demás de la Liga Federal.

Por Corrientes, estuvieron presentes don Simón García de Cossio, Juan F. Cabral y Ángel M. Vedoya. El pueblo de San Roque designó a José Artigas como su representante, Riachuelo eligió a Serapio Rodríguez, el cabildo del pueblo indígena de Itatí eligió a Juan Bautista Fernández, Santa Rita de la Esquina a Sebastián Almirón. Por Santa Fe, participó Pascual Diez de Andino y por Córdoba, José Antonio Cabrera.

Los pueblos de la Banda Oriental en tanto estuvieron representados por diputados de Minas, Rocha, San Salvador, Santo Domingo Soriano y San Carlos. De Entre Ríos sólo se conoce el nombre de Francisco Martínez pero es posible que otros pueblos de esa provincia hayan enviado diputados, aunque aún no se ha hallado documentación que lo acredite.

No se conoce la existencia de las actas de las sesiones, pero sí que se designaron cuatro representantes para llevar contrapropuestas y soluciones de entendimiento con el Directorio porteño. Pero esa representación fue despreciada y se la mantuvo confinada en un buque anclado en el puerto de Buenos Aires, reiterándose así el agravio a los pueblos litoraleños. Las diferencias y hostilidades entonces se sostendrían durante algunos años más, con trágicas consecuencias, en especial para Misiones.

*Historiador.

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