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29/06/2016

En el Arroyo de la China nadie se arrodilla: Artigas y los Pueblos Libres

Ocultado por la historiografía oficial, mas no muerto, el 29 de junio se cumplen 201 años del Congreso de Oriente, en el cual Misiones, Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe, Córdoba y la Banda Oriental forjaron la primera Declaración de Independencia del Río de la Plata, no solo de España, sino de “todo poder extranjero”.

Ocultado por la historiografía oficial, mas no muerto, el 29 de junio se cumplen 201 años del Congreso de Oriente, en el cual Misiones, Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe, Córdoba y la Banda Oriental forjaron la primera Declaración de Independencia del Río de la Plata, no solo de España, sino de “todo poder extranjero”.

Un año antes del tan conocido Congreso de Tucumán organizado por el Directorio porteño, en Villa del Arroyo de la China (hoy Concepción del Uruguay), el Congreso de Oriente convocado por el Protector de los Pueblos Libres, José Gervasio Artigas, iniciaba sus sesiones con delegados de las distintas provincias. Mientras tanto en cambio, por ejemplo, ese mismo año de 1815, Carlos María de Alvear proponía que las Provincias Unidas del Río de la Plata se constituyan en colonia formal de Gran Bretaña.

Artigas -el Caraí Marangatú (padre de los pobres) como lo apodaban los guaraníes, hermano de los desposeídos, los campesinos y los aborígenes, heraldo de la Patria Grande y del federalismo-, a fin de cumplir con el gran mandato que se le había encargado a la Asamblea del año 13, que fue declarar la independencia, se dirigió a las provincias no sujetas al poder angloporteño. A través del Congreso de los Pueblos Libres se propuso discutir y votar de forma ampliamente democrática, la organización política de los Pueblos Libres, el comercio interprovincial y con el extranjero, el papel de las comunidades indígenas en la economía de la confederación, la política agraria (expropiación y repartición de tierras) y la posibilidad de extender la Confederación al resto del ex-Virreinato del Río de la Plata.

Uno de los objetivos de Artigas había sido designar una Comisión para viajar a Buenos Aires y, con la meta de consolidar la paz y unidad territorial, reconocer la Independencia declarada en el Congreso y lograr la organización republicana y federal. Sin embargo, los representantes artiguistas no lograron su cometido ante las autoridades del Directorio porteño y no solo no obtuvieron respuestas favorables a sus justas peticiones, sino que fueron confinados a permanecer detenidos, hasta mediados de agosto de 1815, en Buenos Aires, pasando la mayor parte del tiempo en la fragata Neptuno, al mando del comandante Guillermo Brown.

La relación entre el Directorio y la Liga de los Pueblos Libres ingresaba así en una situación política irreconciliable. Buenos Aires convocó la reunión de un Congreso en Tucumán, Entre Ríos no respondió a la convocatoria, como tampoco lo hicieron Santa Fe, Corrientes, Misiones y la Banda Oriental. Córdoba envió representantes, pero con propuestas y perspectivas federales. Tras la lógica ausencia del litoral en Tucumán, Artigas escribió al director supremo Pueyrredón: “Ha más de un año que la Banda Oriental enarboló su estandarte tricolor y juró su independencia absoluta y respectiva”.

Parteros de la democracia universal

Un aspecto central que rescatan historiadores como Pacho O’Donnell del Congreso de Oriente, es su inédita y profunda huella democrática. En aquellos tiempos no había sufragio universal ni en Estados Unidos, ni en Francia, ni en Inglaterra, ni en ningún otro país del mundo. Sin embargo, en el Congreso en Villa del Arroyo de la China, la elección de los delegados se regía por una notable circular en la que quedaba claro el voto universal, sin distinción de clases: “Encargando muy particularmente que los ciudadanos en quienes la mayoridad de sufragios haga recaer la elección para diputados, sean inmediatamente provistos de sus credenciales y poderes, y se pongan con toda prontitud en camino”.

Dice O´Donnell al respecto: “Era el pueblo, el mismo que había elegido a Artigas como Protector, el que libremente debía decidir sobre sus representantes, alejados de la villanía oligárquica de elegir a dedo a quienes cuidarían de sus intereses y sus privilegios”.

El Reglamento enviado al Cabildo de Montevideo era explícito: “El voto irá bajo una cubierta cerrada y sellada: y el sobre en blanco. En la mesa del presidente firmará todo sufragante su nombre en el sobrescrito, que también se rubricará por aquél, y un Escribano que debe serle asociado (…) Se pondrá muy particular esmero en que todo se verifique con la mayor sencillez posible, cuidando que el resultado sea simplemente la voluntad general”.

El olvido

Artigas además de ser exiliado en vida al Paraguay, fue ninguneado y tergiversado por la historia que fabricó en torno a su figura a un simple caudillo federal que luchó por la independencia de la Banda Oriental y que sólo es un “prócer uruguayo”, desvinculándolo totalmente de las acciones que verdaderamente emprendió. En el mismo sentido el emblemático Congreso del 29 de junio fue ninguneado y dejado en la sombra de los ultrajados 9 de Julio.

En este emblemático Congreso ocultado por la historia mitrista, se vislumbran con claridad los principios que lo sentenciaron al olvido: independencia absoluta de todo poder extranjero y organización institucional federal para las Provincias Unidas del Rio de la Plata. Estos planteos, que chocan abiertamente con los ideales políticos que sostienen a Buenos Aires como privilegiado del control aduanero y como Capital estructurante y dominante del territorio, seguramente son los que llevaron a que este Congreso pasara desapercibido en la historiografía oficial.

El mismo Artigas se definía en relación al poder centralizado y a las despóticas ideas unitarias: “Yo no hice otra cosa que responder con la guerra a los manejos tenebrosos que el Directorio me hacía por considerarme enemigo del centralismo, el cual sólo distaba un paso del realismo (la monarquía)». «Pero los Pueyrredones y sus acólitos querían hacer de Buenos Aires una nueva Roma imperial, mandando sus procónsules a gobernar a las provincias militarmente y despojarlas de toda representación política, como lo hicieron rechazando los diputados al Congreso que los pueblos de la Banda Oriental habían nombrado y poniendo precio a mi cabeza», supo decir.

La memoria

“Mi autoridad emana de vosotros
le dijo el capitán a los patriotas,
y ante vuestra presencia soberana
termina de inmediato, cesa sola.
(…)
Seamos ilustrados y valientes
creyendo con la lanza entre las manos,
techando con mil soles nuestros sueños
de cerrazón que levantó temprano.

Daremos tierra a los que nada tienen
para que todos, al nombrar la Patria,
le digan «madre» con el gesto dulce
del corazón filial de las pitangas.”

“Vidalita acordate de José Artigas
Y endúlzate la boca, cuando lo digas
A la huella de un siglo que otros borraron
Mintiendo los martirios del traicionado»

“Resiste Artigas en la Banda Oriental
contra España y la oligarquía local.
Repartiendo tierras, sembrando dignidad,
con el enemigo no hay piedad.”

Andrés Silvestri – @andresilvestri

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