Por Ricardo Miguel Fessia
El combate de Las Piedras, fue la avanzada de las fuerzas revolucionarias patriotas frente a las tropas hispanas que representaban a un poder imperial acosado tanto en la península como en los territorios coloniales
I – El proceso de independencia de las colonias americanas fue lento y bien se podría decir que iniciado con la llegada de las delegaciones castellanas. Desde esos primeros días se fue gestando el sentido libertario que maduró el influjo de ideas y de personajes que explotaron aptitudes de liderazgos naturales.
Uno de esos hombres, en el sur del subcontinente, fue José Gervasio Artigas que con los escasos recursos materiales que contaba y hombres a los que había infundido en sentimiento de patria, pudo vencer a las tropas regulares y profesionales de los godos constituyendo el primer enfrentamiento armado.
Cuando se acallaron las armas, Artigas proclama: “Clemencia para los vencidos, curad a los heridos, respetad a los prisioneros”, en referencia a las fuerzas del ejército español. La Batalla de Las Piedras ocurrió el 18 de mayo de 1811.
II – El panorama en Europa era dominado por la creciente presencia del Napoleón que en su estrategia había hecho abdicar a Carlos IV el 19 de marzo de 1808 en favor de su hijo Fernando VII que es convencido por Saravy de ir al encuentro de Napoleón que desde París bajaría y lo hace custodiado por las tropas de Joaquín Murat. Antes de partir, Fernando nombró una Junta de Gobierno que debía gestionar los asuntos de Estado y se encamina hasta Bayona a la espera del francés, que nunca llegará y por lo tanto se lo considera “preso”.
En Madrid los franceses pretendían se reconociera a José Bonaparte, alias “Pepe Botella”, como Rey de España. La ciudad de Buenos Aires, ante estos sucesos, se manifestó fiel al monarca español, y en mayo de 1810, se reunió un grupo de patricios porteños en una Junta de Gobierno dominada por criollos, quienes ante el vacío de poder resultante del rey ausente que deslegitimaba al virrey, decidieron sustituir al Baltasar Hidalgo de Cisneros nombrando la Primera junta encabezada por Saavedra, suceso que trascendió como la “Revolución de Mayo”.
Lo que comenzó siendo una revuelta por los derechos sucesorios de Fernando VII como Rey de España, se transformaría en un par de años más en una lucha declarada por la independencia total.
III – En Montevideo, el gobernador Francisco Javier De Elío reconoció la autoridad del Consejo de Regencia, que gobernaba en nombre de Fernando VII, hecho por el cual fue nombrado Virrey, y por lo tanto la ciudad pasó a ser la capital del Virreinato del Río de la Plata.
José Artigas había sido hasta ese momento capitán de Blandengues en el ejército español, pero el 15 de febrero de 1811 abandonó dicho bando y viajó a Buenos Aires para ofrecer sus servicios a la Junta de Mayo. El caudillo conocía muy bien las necesidades e intereses de los habitantes del pueblo oriental, y en su cabalgata hacia la vecina orilla, se ganó el respeto y admiración de los pobladores de esta tierra.
En los primeros días de abril de 1811 Artigas desembarcó en la costa de Paysandú y se incorporó al contingente revolucionario y tras tomar el mando instaló su cuartel general en Mercedes, departamento de Soriano. El pueblo oriental en pleno se levantó en armas para luchar por la libertad. La primera acción revolucionaria fue el “Grito de Asencio”, el 28 de febrero de1811, realizada por Pedro José Viera y Venancio Benavídez, a orillas del arroyo Asencio, en Soriano, episodio que se considera como comienzo de la Revolución Oriental. No faltaba mucho tiempo para que se concretara en mayo el triunfo de las acciones patriotas. Artigas expresaba sus anhelos referentes a la libertad de los pueblos en frases como ésta: “La causa de los pueblos no admite, señores, la menor demora”.
IV – En todas estas semanas, Artigas había ido reuniendo las partidas sueltas de patriotas que se levantaban por todas partes, a fin de poder atacar a los españoles. Tres columnas de soldados orientales partieron desde diversos puntos del territorio, listos para la batalla y entusiasmados con la idea de libertad. La primera de ellas al mando de José Artigas, salió de Mercedes. En segundo lugar partió Venancio Benavídez, y una tercera columna, al mando de Manuel Francisco Artigas- salió de Maldonado, la que llegando a Pando, se encontró con una fuerza realista, pero Manuel Francisco evitó el combate y el 17 de mayo, se incorporó a las fuerzas de su hermano, acampadas en el Canelón Chico. Los españoles, al enterarse de este plan se vengaron saqueando la estancia de Artigas, en el Sauce, de la cual arrebataron unas 1.000 cabezas de ganado que fueron despachadas hacia Montevideo. Los patriotas comenzaron su avance sobre Montevideo, y a medida que marchaban, lucharon y triunfaron en varios pueblos como en San José y Colonia.
Elío, al saber el avance de los revolucionarios, envió contra los orientales al capitán de fragata José Posadas, con un ejército de más de 1.200 hombres, quién se dirigió a Las Piedras con sus soldados para esperar al ejército de Artigas. Posadas llegó a Canelones el 12 de mayo, y allí tuvo que detenerse durante cuatro días a causa de las fuertes lluvias y fríos, que no le permitieron seguir su marcha.
Los Orientales tenían a sus órdenes unos 1.000 combatientes. Es decir que había paridad de fuerzas, pero en todo caso era una igualdad numérica, los dos ejércitos eran muy diferentes. Uno era un ejército que luego, con el tiempo, se llamó “Ejército Nuevo”, una nominación que surge de la historiografía y producto de reunir fuerzas muy diversas en las que la profesionalidad no era lo que marcaba, sino el hecho de ser voluntarias y provenir de diversos orígenes. Con Artigas había muchísimos blandengues que se habían pasado, pero también había lo que se llamaba el “vecinaje alzado”, gente que se levantaba en armas. También hubo tres grupos soldados -blandengues- que integraban el ejército español y se pasaron a favor de los criollos en plena batalla. Uno fue la caballería al mando de Rosales, después hubo un alférez que apellidado Tort que se pasó con los veinte soldados a su cargo, y el tercer grupo fue de 135 presidiarios, que estaban detenidos en la Ciudadela y les ofrecieron: “siguen presos o se animan a ir a pelear”. Eligieron ir a pelear, y después cambiaron de bando.
V – El 18 de mayo, a las 11 de la mañana, empezó la batalla. Los realistas pelearon con bravura hasta casi la puesta del sol; pero, a pesar de sus esfuerzos, fueron arrollados por los orientales y obligados a rendirse. Las fuerzas artiguistas avanzaron en una primera instancia sobre los españoles y, luego de un tiroteo, Posadas y sus hombres retrocedieron hasta una zona elevada. Se diría que estaban ahora en ventaja, pues un punto elevado siempre resulta estratégico. Artigas avanzó entonces hacia la posición española por la izquierda con la columna oriental de caballería al mando de Antonio Pérez y por la derecha, la columna comandada por Juan de León. En ese momento ordenó a la columna de su hermano, Manuel Francisco Artigas, que cercara a los españoles por la retaguardia. De esta manera, Posadas y su ejército quedaron encerrados y se rindieron.
VI – La actitud de Artigas al finalizar el combate fue tolerante y compasiva. Se registraban blandengues y españoles de los dos lados. Artigas envió al cura Valentín Gómez, capellán voluntario del ejército revolucionario, a recoger el sable que -como señal de rendición- Posadas había clavado en el piso y dar auxilio a los heridos.
Los pertrechos de las tropas eran muy distintos: los españoles disponían de armas con las cuales no contaban los revolucionarios, que pelearon con unos pocos fusiles y dos cañones, pero sobre todo boleadoras, lanzas construidas con hojas de tijeras de esquilar atadas a las cañas tacuaras o ramas de árboles que empleaban como picanas para arrear al ganado.
La Batalla de Las Piedras constituyó el mayor triunfo militar de José Artigas. Para ese momento significó una inyección de ánimo importante tanto en la tropa como entre los vecinos y el “Protector de los pueblos libres” renovó sus fuerzas y fue elevado al cargo de Coronel por la Junta.